En esta ruta nos adentraremos en el corazón del municipio norteño de Los Realejos, situado en el Valle de La Orotava, en un emplazamiento único, caracterizado por su frondosa y variada vegetación y por tener más de cinco siglos de historia.
Los Realejos hunde sus raíces en los tiempos prehispánicos, cuando estos territorios formaban parte del Menceyato de Taoro. Escenario de grandes acontecimientos históricos, según la tradición, en estas tierras tuvo lugar la rendición de los guanches frente a los conquistadores castellanos y es, por tanto, el lugar donde se produjo la incorporación de la isla a la Corona de Castilla. Los vencedores establecieron aquí uno de los primeros asentamientos de la isla y edificaron en la zona del Realejo Alto el primer templo religioso de Tenerife, la Iglesia de Santiago Apóstol. Al parecer, allí recibieron las aguas bautismales los menceyes guanches junto a otros aborígenes en el año 1498.
El pueblo estuvo dedicado principalmente a la agricultura y, en menor, medida a la ganadería. Fiel reflejo de ello es la instalación tras la conquista de un ingenio azucarero en la Hacienda de Los Príncipes, en el Realejo Bajo, propiedad del Adelantado Alonso Fernández de Lugo y que se localiza en el llamado Campo del Rey, nombre con el que eran conocidos los fértiles territorios del Mencey Bencomo.
Descubriremos pequeños núcleos que conservan toda la esencia de épocas pasadas como el Realejo Bajo, que cuenta con un conjunto histórico de gran belleza y bien conservado, que le ha valido su declaración como Bien de Interés Cultural. En la ruta veremos diversas haciendas y templos religiosos reflejo de etapas de esplendor,
consecuencia de la riqueza económica propiciada por el asentamiento de comerciantes y por la instalación de diversas órdenes religiosas.
Sin embargo, el propio desarrollo de la localidad y las necesidades urbanísticas han hecho que buena parte de este patrimonio haya quedado diseminado entre edificios de nueva construcción. Por ello, Los Realejos no cuenta con un centro histórico bien delimitado y conservado, exceptuando el Realejo Bajo.
A su vez, Los Realejos es cuna del ilustre escritor, biólogo e historiador José de Viera y Clavijo. En el Realejo Alto, en la calle que lleva su nombre, en el número 101, se encuentra su casa natal. Se trata de una vivienda de dos plantas, que únicamente conserva la fachada, pues su interior ha sido completamente transformado según las necesidades de sus habitantes a lo largo de los años.
Es un municipio de gran riqueza natural y paisajística, que cuenta además con diversos espacios naturales protegidos como Los Campeches, Tigaiga y Barranco de Ruiz, la Rambla de Castro, el Monumento Natural de la Montaña de Los Frailes y el Sitio de Interés Científico de Barranco de Ruíz, perfectos para la práctica de actividades en contacto con la naturaleza como el senderismo. Los numerosos miradores existentes nos acercan también a esta realidad, ofreciendo vistas del Valle de La Orotava y permitiendo descubrir panorámicas asombrosas del pueblo, contemplando su crecimiento urbano junto a edificios históricos y un paisaje verde y escarpado, con abruptas costas formadas por acantilados, y barrancos profundos que surcan el territorio desde las cumbres hasta el mar.
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